27 abr 2014

Alergia estacional: qué es y cómo combatirla

¿A que os recuerda la primavera? Personalmente, me recuerda a que el verano está a la vuelta de la esquina y eso no me gusta. Soy de ambientes fríos o si me apuras, templados. Pero para otros significa tortura. Suena un poco heavy pero creo que ese término se asemeja mucho al sufrimiento que padecen. Me refiero a la alergia estacional.

A continuación os dejo un poco de información sobre la alergia y de cómo combatirla.


Qué son las alergias


El sistema inmunitario tiene por finalidad protegernos frente a virus, bacterias y sustancias nocivas, que penetran en nuestro organismo. Se puede definir la alergia como una reacción exagerada (reacción de hipersensibilidad) de nuestro sistema inmunitario frente a las sustancias extrañas al organismo, denominadas alérgenos. Con carácter general, estas sustancias no suelen ser nocivas para la mayor parte de las personas. Sin embargo, las alergias son frecuentes.


Causas de las alergias


La genética de cada persona y el medio ambiente pueden hacer que uno sea más propenso a padecerlas. Las alergias por sustancias nocivas más frecuentes están provocadas por partículas aerotransportadas, como el polen de las plantas o los ácaros del polvo doméstico. Aunque estas sustancias resultan inofensivas para la mayoría de la población, no es así para las personas que muestran una hipersensibilidad (alergia) a las mismas. La aparición de la alergia puede provocar síntomas que pueden ir desde molestias leves a problemas más graves: inflamación de los labios, lengua, garganta u otras partes del cuerpo, dificultad para la respiración y la deglución, mareos, pérdida del conocimiento, etc.; y, en casos extremos, provocar un fallecimiento.


Alergia estacional


La alergia estacional es aquella que tiene relación con una determinada estación del año. El inicio de la presencia de sustancias alergizantes se produce entre enero – marzo, con la aparición del polen de las cupresáceas (arizónicas y cipreses) . En general, la más frecuente es la primaveral y coincide con el inicio y desarrollo de esta estación climática, teniendo su origen en el polen de los árboles, arbustáceas, gramíneas y olivo. Las alergias en verano generalmente son producidas por pastos y malezas, y, últimamente, es muy común la alergia al polen de las quenopidiácias, asociado al tiempo seco y soleado. Las alergias de otoño son frecuentemente causadas por la ambrosía.


Síntomas más frecuentes de la alergia estacional


La alergia al polen, también conocida como “fiebre del heno”, se manifiesta con una sintomatología que incluye rinitis o inflamación de la mucosa nasal (congestión, secreción y obstrucción nasal, estornudos, picor, problemas con el olfato) y en ocasiones también conjuntivitis (lagrimeo, picor y enrojecimiento ocular), círculos oscuros e hinchazón debajo de los ojos, dolor o picazón de garganta y/o de los oídos, sensación de oídos tapados, fatiga e irritabilidad, dolor de cabeza, dificultad para dormir, que puede conducir a una situación de cansancio general durante el día posterior a la sintomatología. Algunas personas con cuadros alérgicos pueden presentar episodios de asma bronquial, que tienen su origen en la exposición a alérgenos.


Diagnóstico de la alergia


En el diagnóstico médico de una alergia en un paciente es fundamental una completa historia de los síntomas y signos, acompañada de un detallado examen físico. Una vez orientado el diagnóstico, las pruebas para alergia pueden revelar las sustancias que desencadenan los síntomas o alérgenos.

Las pruebas cutáneas son el método más común de pruebas de alergia. En las pruebas cutáneas el médico coloca en la piel del paciente una gota de sustancia a la cual podría ser alérgico. A continuación se verá la piel para ver si presenta algún síntoma compatible con el cuadro alérgico. Si el médico determina que el paciente no puede someterse a pruebas cutáneas, se le pueden realizar exámenes sanguíneos especiales que pueden ayudar con el diagnóstico.

Estas pruebas pueden medir los niveles de sustancias relacionadas con las alergias, como es el caso de la inmunoglobulina E (IgE). Un hemograma o conteo sanguíneo completo, llamado conteo de glóbulos blancos eosinófilos, también puede ayudar a diagnosticar las alergias.


Medidas para prevenir alergias primaverales


Para empezar es importante saber cómo se comporta el polen para adaptar nuestra conducta:
  • El polen se libera únicamente durante el día, por lo que por la noche disminuye su concentración.
  • Los días secos y calurosos son los que tienen mayor concentración de pólenes en el aire, sobre todo si vienen tras una lluvia.
  • Cuando llueve, la cantidad de polen disminuye mucho, y se incrementa de nuevo al desaparecer la tormenta.
  • El viento aumenta la cantidad de polen en el ambiente al levantar el que ya ha caído.

Consejos para combatir (o soportar mejor) la alergia primaveral


  • Utilizar gafas de sol en el exterior durante el periodo de polinización para proteger la conjuntiva ocular.
  • Extremar la higiene de manos y cara, y limpiar frecuentemente con agua fresca la nariz y los ojos.
  • Evitar el contacto con las plantas productoras del polen situadas en parques, jardines o zonas de abundante vegetación.
  • Evitar desplazamientos en moto o bicicleta.
  • Viajar en coche con las ventanillas cerradas.
  • Emplear filtros de polen en el aire acondicionado de vehículos y viviendas.
  • Utilizar aspirador para la limpieza del hogar y quitar el polvo con una bayeta húmeda.
  • Mantener la casa cerrada y conservar un ambiente lo más húmedo posible. Ventilar la casa tras la caída del sol; cinco minutos son suficientes para airear una habitación.
  • Ducharse después de pasar un tiempo al aire libre para eliminar los residuos de polen en el cuerpo o cabello y cambiarse de ropa.
  • Evitar secar ropa al aire libre durante esta temporada
  • Tomar la medicación según las pautas prescritas por los profesionales sanitarios. Recordar que los fármacos antihistamínicos pueden producir somnolencia.

Tratamientos


Tratamiento Farmacológico: Siempre bajo supervisión del médico o farmacéutico

Descongestivos nasales para destapar la nariz

Antihistamínicos (pastillas o jarabe) para aliviar los estornudos y la picazón nasal

Corticosteroides nasales (requieren receta médica)

Otros tratamientos:

Alimentos para mejorar las alergias

El consumo de alimentos ricos en grasas ácidas omega-3 (como los pescados azules o los huevos) y vitamina C puede ayudar a evitar las alergias o, si ya se sufren, a paliar sus síntomas.

Las frutas (especialmente frutas cítricas) y verduras atenúan las dificultades respiratorias, mientras que un alto consumo de margarina vegetal las agudiza.

Lograr un consumo equilibrado de grasas ácidas, reduciendo el consumo de aceite de girasol y otras semillas en favor del aceite de oliva.

Tomar alimentos probióticos (como el yogur).

Alimentos que se deben evitar

Existen muchos alimentos que pueden agravar la alergia estacional, aunque la persona que los consuma no sea alérgica a ellos. Entre ellos destacan la leche y losproductos lácteos debido a que estimulan la producción de moco y además contienen proteínas, como la caseína, que son difíciles de digerir completamente; también contienen cantidades importantes de ácido araquidónico, cuya función en el organismo es producir sustancias con actividad inflamatoria.

Otros alimentos cuyo consumo no está recomendado en caso de padecer alergias estacionales son: chocolates, carnes rojas, grasas hidrogenadas como las margarinas, alimentos fritos, azúcar refinado y todos los productos que lleven polen en su composición (jalea real, polen y miel). Tampoco son buenos los olores y sabores fuertes, como los de la cebolla o el vinagre.

Vitaminas y minerales que pueden ayudar

Algunos suplementos de determinadas vitaminas y minerales pueden servir de ayuda, así como alimentos que contengan en su composición algunos de estos elementos:

- Vitamina E: Ayuda a disminuir las sustancias inflamatorias responsables de los síntomas que acompañan a las alergias primaverales. Se encuentra en muchos alimentos, entre los que destacan los cereales integrales (especialmente el germen), soja, aceites vegetales, verduras y hortalizas de hoja verde, frutos secos, etc.

- Vitamina C: Posee acción antioxidante. Son ricos en esta vitamina todos los cítricos, la coliflor, los rábanos, las coles de Bruselas, las espinacas, los plátanos, las manzanas, las zanahorias, los pimientos, etc.

- Betacaroteno: Es un pigmento natural localizado en todos los vegetales de color amarillo, naranja o rojo (por lo que se encuentra en la zanahoria, el mango, el albaricoque, la calabaza y las verduras de hoja verde, como la lechuga, espinacas y judías). También es un antioxidante por lo que contrarresta la inflamación y protege a los tejidos. Por otra parte, el betacaroteno se transforma en el organismo en vitamina A, la cual desempeña un papel importante como protectora de las membranas mucosas, es decir, protege y repara las membranas respiratorias que estén dañadas como consecuencia de la alergia.

- Magnesio: Este oligoelemento es capaz de relajar la musculatura bronquial lisa, de modo que mejora la ventilación pulmonar. Se encuentra sobre todo en los frutos secos.

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